jueves, 28 de abril de 2011

Estar impactados no es lo mismo que ser impactados, pero a veces ¡cuánto se parecen! Estar idiota uno se lo banca, pero ser idiota, no. Uno quiere ser, quiere ser el amor de alguien, el sueño de alguien, uno quiere ser alguien en la vida de esa persona que ama. Ese deseo de ser nos puede confundir. No dejarnos ver que no somos, sino que estamos transitoriamente en la vida de alguien.
Dando la vuelta manija me doy 
subiendo al latido de esta vibración, 
caño, taquito, chilena y tablón 
el fuego sagrado de mi corazón ... 




 Toco y me voy 
la camiseta es como un dios 
toco y me voy 
no importa cuál sea el color 
del cuadro que sigas toda tu vida 

banderas al viento en la bienvenida 
toco y me voy 

miércoles, 27 de abril de 2011

Cuando queremos podemos ver con los ojos, con la nuca, con el alma, ver hasta lo invisible.
Ver, verte, verme ¿podes verme, puedo verte? Estoy acá, estás ahí, si queres podes verme, solo
tenes que querer. Estás vivo y solo debes despertar ¿Podes? ¿Queres?


Voy decidida a buscarte
y hoy vivo por encontrarte, nada más
Para pasar las malas fronteras
Mañana un poco más.
 Vidas perfectas, emociones iguales
Voy siempre donde me llames, para estar
Para elegir el mismo camino
Mañana un poco más.

Todos nos quejamos de la rutina y buscamos la forma de evadirla porque nos da la sensación de no estar vivos.

Llega el final del verano y con él la rutina que se había quedado agazapada tras la última queja, quizás envuelta en ese deseo de pasar unos días que lo iban a cambiar todo. Regresa la rutina del pensar que hay que hacer esto, deshacer lo otro, escuchar más, hablar más, mirar más, querer más. Porque la rutina es lo que pensamos cambiar y dejamos tal y como está. Una y otra vez. Sin remedio. Queremos escapar de ella sabiendo que durante un tiempo seremos lo que deseamos desde mucho tiempo atrás, veremos en otros lo que se perdió por el camino y creemos recuperar durante unos días. Es el momento de la fantasía. Pero se trunca al chocar con violencia contra la esclavitud que nos imponemos para parecer lo que no somos aunque nos permite ser. La dichosa imagen que hace de nosotros supervivientes de nuestro propio naufragio. Parezco esto, pero no lo soy. Triste.
Aunque siempre queda a salvo la posibilidad de confundir la rutina con lo que no lo es. Y ser felices.